Hoy me he dado el gustazo de disfrutar de Salamanca de noche. Me gusta más de noche que de día.
De noche tiene un color especial, un dorado extraño, una mezcla entre leyenda y misterio. En cualquier momento da la sensación de que vas a doblar la esquina y aparecerá delante de tí un pícaro del siglo XVI o un fantasma perdido.
Me llevé la cámara y aunque sin trípode, me siento relativamente orgulloso de las fotos que hice. Ha sido un ejercicio de pulso y contención de la respiración.
Para muestra esta foto. Aunque parezca mentira, me costó mucho sacar una foto sin gente ( y eso que eran las 12 de la noche).
1 comentario:
Me gusta la foto Fer...
Ahora no te me vayas a convertir en un jose 2 haciendo fotos sin gente a todas horas eh?? jejeje
Si que es verdad que Salamanca tiene un color distinto y agradable por la noche (al menos de lo que recuerdo...que siempre acababa pedo cuando iba por allí...jajaja)
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